Las relaciones sociales se encuentran mediadas por el consumo. El consumo puede reflejar las maneras en las que el ser humano se relaciona con el otro. La comunicación como elemento
indispensable para la relacionarse ha tomado el lugar de materializador de procesos de consumo. Esto ha permitido que el tejido social se vaya construyendo desde el lugar en el cual existe la apropiación y uso de productos.
El relacionarse en inherente al ser humano, para este es importante establecer relaciones con otro a fin de solventar necesidades y sobrevivir. Dado el avance de la tecnología y los medios de comunicación nacientes, las relaciones sociales han ido migrando a otros espacios, a manera de adaptación o cumplimiento de demandas sociales. Estas demandas sumergen al ser humano en prácticas cotidianas de consumo y de interacción no tradicionales.
El consumo puede ser entendido como una práctica de la vida cotidiana mediante la cual nos apropiamos y usamos productos. Estos productos toman un rol simbólico como consumidores, de esta forma, las maneras en las que consumimos pueden reflejar las categorías que idealmente preferimos y con las cuales nos sentimos identificados. Dentro de este ejercicio, el consumir aparece como esta práctica en la cual tendemos a elegir y participar en la adquisición de lo producido.
Los productos que consumimos no necesariamente son materiales, si no también simbólicos. El simbolismos que adquieren muchos productos funcionan dentro de una cultura determinada categorizando grupos humanos. Desde este punto de vista el consumo también podría entenderse como un categorizador de grupos humanos, un espacio y ejercicio en el cual somos lo que consumimos. Los productos actualmente no solo son comunicados por sus características materiales o beneficios si existieran, sino también por su valor emocional, relaciones, etc., adquiriendo así un valor subjetivo (Martín y Torres, 2013).
El valor subjetivo que tienen muchos productos en ocasiones conectan con nuestras formas de pensar y de decidir, influyen en nuestra identidad, de forma que, lo comunicado interfiere en la co-construcción y modificación de nuevos constructor sociales y culturales. Esto es importante ya que, dentro de la identidad lo consumido toma lugar y forma, así también se le atribuye un lugar en la cultura con la cual nos interrelacionamos, estructurando nuevas formas de pensar, de actuar y de organizar a la sociedad. En este punto la relación que refleja el consumo, no solo es de un emisor y receptor es una relación de todo el tejido social y cultural.
La comunicación toma un papel muy importante en el proceso de consumo dado que es esta misma la que lo materializa. Lo subjetivo toma un lugar más real tras ser comunicado, este proceso ofrece una construcción social de sentidos y significados que traspasan lo simbólico, incrustando nuevos significados y significantes en el entorno social. Esto ofrece un nuevo lugar al receptor del proceso de comunicación tomando un lugar como perceptor donde es un ser activo que interviene en la re configuración de lo percibido y comunicado.
Los nuevos espacios de comunicación que se han ido generando han magnificado la influencia de este perceptor sobre la construcción de los significados culturales y sociales. El ejemplo más evidente que nos permite visualizar esta nueva dinámica es el cual el autor menciona como prosumidores los cuales transforman la información existente y generan una nueva, dado que este proceso de comunicación implica una interpretación personal e inferencias. La información brindada en estos nuevos espacios ayuda a la difusión de información de manera más rápida y masiva, jugando un papel de medios masivo de comunicación en la actualidad.
Durante décadas los medios masivos de comunicación tradicionales han sido los encargados de la generación y construcción de información influyendo en grandes masas, la generación de nuevos espacios libre de difusión han empujado al ser humano a presentarse como un ser más activo dentro de este proceso de construcción y comunicación. Este ejercicio si bien facilita la difusión de información cualesquiera que sean los fines, también deja una brecha muy importante, esto permite plantearse una interrogante ¿Cómo estos nuevos espacios están influyendo en el proceso de construcción social?
La referida construcción social se da en este espacio en el cual el consumo media todo el tejido. Los procesos de apropiación y uso de productos pueden entenderse como elementos que son comunicados, nos apropiamos de ellos y los usamos. Los productos creados por los medios de comunicación masiva son los que van contribuyendo y tejiendo a la sociedad, generando posturas ideológicas, culturales y socio-políticas, en este punto incluso reflejando las nuevas maneras de relacionarse (Martín y Torres, 2013).
Finalmente, tras entender como el consumo media las relaciones sociales y como el comunicar requiere de responsabilidad por la influencia de la misma es importante entender que todo proceso comunicativo tiene consigo una interpretación anterior y subjetividad propia de quien lo comunica. Esto último, le priva de objetividad a lo comunicado, peor aún en espacios poco controlados y entendiendo que estos procesos de construcción no solo se dan mediante medios de comunicación sino también en la interacción cotidiana de las personas.
Si entendemos al consumo como el uso y apreciación de algo, nuestro proceso comunicativo inherentemente estará atravesado por el consumo, es decir, consumimos conversaciones, libros, películas, música y experiencias relaciones, en estos espacios usamos y nos apropiamos de significados subjetivos y co-construimos el tejido social.
Referencias
Martín, M. y Torres, M. (2013). Medios masivos, nuevas tecnologías y modos de estar juntos: puntos de entrada al consumo simbólico en la vida cotidiana. Question 1(37), 4-12.



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